A pesar de las tradicionales reticencias de los bufetes a cualquier fórmula de flexibilidad, algunas firmas permiten trabajar desde otros puntos de España como forma de fidelizar.
El teletrabajo se ha convertido en una prioridad para los abogados. A pesar de que su implantación en los bufetes es más bien residual y las políticas existentes son poco ambiciosas en comparación con las de otros sectores, los profesionales lo ven como un elemento prácticamente esencial, hasta el punto de cambiar de trabajo si les obligan a estar full time en la oficina. Ahora bien, la demanda de flexibilidad parece haber dado una vuelta de tuerca extra y los letrados piden a los despachos ya no solo que les dejen trabajar desde casa, sino que les permitan hacerlo desde cualquier lugar, independientemente de dónde esté la sede. Algunos, incluso, plantean la posibilidad de ejercer un tiempo desde las oficinas de la firma en otra ciudad. Una tendencia llamativa teniendo en cuenta el enorme peso que tiene la presencialidad en el ámbito de la abogacía de los negocios.